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No es lo mismo sentirse solo que tener falta de compañía


No es lo mismo sentirse solo que tener falta de compañía

         Un artículo sobre la soledad no deseada






"Si quieres ser feliz enteramente, jamás lo conseguirás solo.” 
Demóstenes


Son muchas las organizaciones en España y en otros países que están tomando iniciativas para rescatar a las personas mayores de una vida en soledad que no es deseada. Algunos Ayuntamientos comienzan a investigar para comprender esta problemática social y estudiar la viabilidad de sus posibles soluciones. La Organización Mundial de la Salud cuenta con datos alarmantes sobre el progresivo envejecimiento de las personas y como este fenómeno social aumentará sus cifras  hasta alcanzar un 30% más, las personas que en el año 2030 tendremos más de 60 años. 
Además no nacen niños.

De lo psicológico
A todos nos resuenan expresiones acerca de la soledad que intentan identificar cómo es posible que estando acompañado, uno pueda sentirse solo. ¿Es la soledad algo más que la falta de compañía?
En general, Soledad  es la falta de compañía, a menudo experimentada con tristeza; pero debemos diferenciar sentirse solo de estar solo. Mientras estar solo puede identificar una situación social real (no tengo a nadie cerca, paso el tiempo solo), sentirse solo conlleva consigo un desánimo más intenso, por ejemplo ante la ausencia de alguien ser querido. 
La soledad es algo más que la falta de compañía cuando, en nuestra necesidad de autogestión y seguridad nos separamos del contacto con los demás. Huimos del riesgo que supone la relación con los demás. Esto hace que en ocasiones sintamos una soledad en mitad de una ciudad llena de gente.
No puedo empezar este escrito sin acordarme de Paul Goodman 1 que me sirve de premisa fundamental para atajar cualquier mal de nuestra sociedad partiendo siempre de la inseparable interacción entre el organismo y su entorno. Esto es “No tiene sentido hablar de un animal humano social, que respira, sin tener en cuenta el aire y el oxígeno como parte de su definición, o hablar de comer sin mencionar la comida, o de ver sin luz, o del movimiento sin la gravedad y el soporte del suelo, o de una conversación sin interlocutores."
Pretendo señalar que no tiene sentido hablar de la soledad de la persona ya sea esta mayor o no, que vive en un entorno determinado, sin tener en cuenta a esa persona como parte de la causa que queremos modificar o al menos actuar.
Se me ocurre que es necesario un estudio específico y concreto de esta problemática social ya que cada persona es un mundo. Además, al tratarse de un doble sentimiento, “la soledad”, acompañada del valor subjetivo   “no deseada”, no es algo a tomar a la ligera pues presupongo y me doy cuenta de ello en mi vida cotidiana que aquel que no desea sentir lo que siente en general y en una sociedad neurótica como la nuestra no suele gustarle que lo sepan los demás. Por lo que yo empezaría por llamar a esta estrategia, plan o programa como quiera que se llame de otra forma diferente si se quiere llegar al público que lo espera.
La psicología, la antropología y la sociología nos dicen que “Todo ser humano tiende al encuentro, a la relación vital y significativa con los demás” y muy acertado, porque somos seres sociales y solo crecemos en el encuentro con el “otro”, nos guste o no.
Pero este encuentro es un proceso lleno de dificultades, o mejor dicho de mecanismos de adaptación que aprendimos en nuestros primeros años de vida y que mantendremos si no ponemos remedio hasta el final de nuestros días.  También, podemos resolver esas dificultades en el camino, durante el transcurso de la vida, pero como sociedad se ve que no hemos sabido hacerlo. A la vista de los resultados está. 
Mecanismos de adaptación que son interrupciones al contacto. Todas las interrupciones del contacto son, de una u otra forma, maneras de negar al otro y, por tanto, quedarse solo.
Cuando hablo de contacto no me refiero al acto de tocar, o estar juntos en términos de pegados, sino del proceso de contacto en el que se da la apreciación de nuestras diferencias y nos enriquecemos en la experiencia con el otro. Esto explica por qué a veces estando demasiado cerca de otro nos sentimos tan solos y otras,  estando alejados nos sentimos acompañados.

De lo social
Hace unos días leía un artículo en la prensa virtual que se titulaba: La soledad no deseada es un problema social más allá de la falta de compañía.
Venía a decir que los factores culturales son muy importantes, ya que en España hemos crecido con la idea de cuidar de nuestros padres y por supuesto es lo que esperamos cuando nos hagamos mayores, que nuestros hijos nos cuiden o al menos no nos dejen solos.
Por ejemplo: decía que, una persona Danesa no esperará que su hijo le acompañe en la vejez porque ese hijo se fue de casa y se alejó a los 18 años. No está dentro de su creencia cultural por lo que la soledad será vivida con otros afectos que les alejan de la problemática española.
Volviendo a la idea de un estudio específico me explico; porque creo que se debe conocer los aspectos más subjetivos de esta condición de soledad no deseada, no vayamos a colocar en el ojo del problema las proyecciones psíquicas del observador. Ya la física cuántica defiende que el observador influye en lo observado.
Debe contemplarse además quién es el que observa pues no solo es lo que se ve sino dónde se pone la mirada. El sentimiento de soledad es mutuo. Estoy convencida que todos los seres humanos en este planeta nos sentimos solos. Si alguien me dice que no, no pienso creerle. Y corremos el riesgo de proyectar este sentimiento en los otros. Si además le sumas la vulnerabilidad propia que se vive en la mayoría de las personas ya muy mayores, esta forma de mirar sería lo más normal.
Yo seguiría haciendo preguntas:
¿Cuánto de solo se siente usted? 
Estar solo es una necesidad del ser humano, tan importante como estar acompañado, dar y recibir, amar, compartir. Existe también una soledad dichosa. Estar solo también es un derecho.  Y Hay una soledad existencial, básica, que es consustancial a la vida e inevitable. ¿Alguien se va a cambiar por usted cuando le llegue el momento de morir? Quién levanta la mano.
Tan importante es el “Hola” como el “Adiós”. Solo que debemos elegir cuando deseamos cada momento
¿En qué momento del día se siente más solo?
¿Se siente solo cuando se ducha? ¿Cuándo lee?, ¿cuándo se echa la siesta? ¿Cuándo ve una película que le gusta? ¿Cuándo sale a dar un paseo?
¿Cuándo le gusta estar solo?
¿Se siente solo cuando está con sus familiares? Porque si es así,   esta soledad no va a cambiar aunque creáramos un Ministerio de la Soledad como se dice que ya han hecho otros países, como ejemplo Reino Unido.
Y me atrevería a hacer una pregunta más íntima, ¿desde cuándo se siente usted solo o sola? o ¿cómo colaboró a que esta soledad se produjera? Devolvamos la responsabilidad personal a cada cual, solo así seremos conscientes de lo que cocreamos en nuestra vida aunque ya no nos acordemos como lo hemos ido cocreando. No se trata de dejar solo a la persona con estas preguntas, sino de acompañarle puestos a, a que se responda; porque aumentar nuestra responsabilidad y nuestra consciencia nos posibilitará algo más de luz para resolver nuestros sentimientos no deseados o para adquirir mayor valor para gestionarlos o cambiar lo que no nos gusta. Y da igual la edad que se tenga.
Todo esto podría crear la idea de que estoy siendo insensible con las persona mayores. Seguro que tiene remedio.  Casi todo tiene arreglo, pero ¿desde dónde?, ¿con qué recursos?, ¿quién tiene que hacer el esfuerzo mayor?
De hecho esos mecanismos de adaptación en el proceso de relación que decía antes tienden a repetirse, por lo que si en vez de relacionarnos con nuestra pareja, hijos o vecinos lo hacemos con esa persona dispuesta a sacarnos de ese lugar llamado soledad, bien sea voluntario, solidario o asalariado designado; solo servirá temporalmente para aliviar una aparente solución por no decir disimular un poco la realidad.

Entre lo político y lo técnico
Este crecimiento o desarrollo personal a veces va acompañado de experiencias de equivocación y de dolor. En realidad, cualquier experiencia difícil y dura es formativa y nos ofrece nuevos recursos y habilidades que antes no teníamos.  
Lo que es cierto es que una vez instaurada la soledad crónica, a nivel psicológico, crea como bien se dice, consecuencias devastadoras: miedo, vacío, desilusión, dolor y todo tipo de desórdenes.
Quizás, en un momento esclarecedor, comprendemos que ya no queremos que nuestro aprendizaje sea pasándolo mal, sino comprendiendo más.
Y cuando empezamos a aprender dándonos cuenta de las cosas y de las oportunidades positivas, entramos en la dinámica del para qué y hallamos respuestas que nos ayudan a situar todo lo que nos pasa en un nivel aprovechable para nuestro propio avance.
Revertir esta situación no basta con la compañía ni con la mayor participación en actividades pero es lo que desde un punto de vista general, digamos político o técnico se puede ofrecer y ayudará en los casos dónde ésta soledad ha llevado al individuo a situaciones límites en su estado de convivencia. Por lo que algunas medidas pueden acallar la voz de nuestra conciencia y sentirnos útiles ante tanto dolor ajeno.
Merece la pena intentar que una parte de este dolor sea matizado con la compañía así como con la nueva oportunidad de contactar con los demás. 
 Y esta es para mí la dificultad: la compañía, ¿Cómo cuidar de nuestros mayores sin caer en la jaula de su/nuestro amor?2
¿Cómo elegir la compañía?, ¿Quién debe estar detrás técnicamente hablando de esa compañía?, es decir ¿Quién gestiona, vela y organiza desde un ámbito público esta compañía?, ¿Qué capacidad formativa es preferible disponer para el acompañante?
A mi parecer, fomentar o enriquecer cualquier acción dirigida al fomento de los contactos personales. Para ello existen ya ciertos tipos de <apps> específicas para personas mayores que pueden aportar riqueza en las relaciones con el mínimo gasto de energía.  Aumentar y acercar la información de las actividades y recursos de todas las Áreas, bien a través de los contenidos web en los organismos públicos (sería bueno en el caso de los ayuntamientos una web municipal específica para este amplio colectivo) o de creación de guías informativas reforzando y asegurando que llega a las manos de quienes no conocen los recursos de primera mano; quizás haciendo un censo municipal y un seguimiento más cercano. Este último con el doble objetivo de evitar situaciones límites (accidentes o situaciones de salud olvidados).
Aquí los profesionales sociales y sanitarios tiene un mayor conocimiento y pueden ayudar mucho poniendo en aviso para ofrecer oportunidades novedosas a los "olvidados". Siempre en coordinación con esa actividad reservada para quién aún no ha llegado, acercando a quién menos se acuerda que puede hacer algo más que morir en vida en la soledad de un sillón.
Por lo que la solución pasa a mí parecer por un plan que unifique salud, servicios sociales y actividades de envejecimiento activo, además de grandes avances en acciones de voluntariado bien organizado y bien reconocido. 

En una ocasión el discípulo le preguntó al maestro:
Maestro, estoy desanimado, ¿Qué puedo hacer?
El maestro le respondió: anima a los demás.


Pilar Román Porras
Madrid 3 de febrero 2020

1 Terapia Gestalt: Excitación y crecimiento de la personalidad humana. Frederick S. Perls, Ralph F. Hefferline, Paul Goodman, Vol II, pg 6. 1954. Traducido al castellano en Madrid en el año 2002 por Carmen Vázquez Bandín
2 Artículo publicado en libro El riesgo de compartir. Escribiendo sobre Terapia Gestalt- Carmen Vázquez, María Cruz García de Enterrría, pag. 187. Madrid 2009. Los libros del CTP-16. Autora del artículo: Pilar Román Porras






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