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Los cuidados en tiempos de descuido

Los cuidados en tiempos de descuido 

de Elena de la Aldea Guerrero



Compartimos un artículo de Andrea Freites sobre una conferencia que realizó Elena de la Aldea en Providencia, Santiago de Chile, en relación al libro que os presentamos en esta imagen: Los cuidados en tiempos de descuido.
La autora, Doctora en Psicología, educadora y terapeuta, manifestó recientemente que está conmovida y preocupada porque el modelo social y el estilo de vida actual -que no respeta y valora los distintos gestos de vida y cuidado-, están depredando el ambiente y los recursos naturales
Oct. 2019 Conferencia en Fundación Gente de la Calle

Los cuidados en tiempos de descuido de Elena de la Aldea, nos propone adentrarnos en una reflexión no menos crítica que emotiva, acerca del devenir que ha propiciado el sistema capitalista y depredador en el cual intentamos hacer vida. Ese devenir, se traduce en distintas formas de expresión que giran en torno al trabajo que en este contexto y bajo este modelo, es socialmente válido, es decir el productivo y, a conductas más bien individualistas, poco solidarias y ecológicamente irrespetuosas. En el seno de nuestras sociedades, configuradas por esta forma estructural que, mediante la confabulación de los medios de comunicación y otros elementos más de dominación, se hace evidente una crisis en materia de cuidados, donde aflora la violencia como consecuencia de ello.
Elena parte contándonos quién es Elena, y es justamente al término del libro cuando creo entender el subtexto de ello. Elena se abre ante nosotros, los lectores, nos regala capítulos importantes de su vida, nos entrega sus impresiones, sus sensaciones y sus emociones, al recordar cada uno de los momentos que le fueron significativos, o por lo menos, parte importante de ellos. Elena se identifica y se posiciona, se sitúa desde su lugar, para contarle a la otredad, a la alteridad que la está leyendo, que ante un momento de crisis humanitaria respecto al papel que desempeña el cuidado en nuestros días, es importante el reencuentro colectivo y comunitario, diverso y enriquecedor e, inclusive, es necesario el conflicto para poder atravesarlo, aprender y continuar viviendo en dignidad.
Los cuidados en tiempos de descuido de Elena de la Aldea, es un libro que está pensado para todas las personas, dado que todos hemos dado y recibido cuidados. Sin embargo, el lector o la lectora, deberá saber que, la autora nos invita a poder visualizar y visibilizar las distintas distorsiones que están presentes en las condiciones de producción actuales, en los modelos bajo los cuales se organizan las sociedades en nuestros días, en las determinaciones económicas y especialmente, hacer un zoom en los cuidados que se propician. Y esa invitación es clara, transparente, reveladora e inclusive, pedagógica.
Elena propone además abrirnos a otras formas de cuidados, recuperar aprendizajes ancestrales y cosmovisiones que manifiestan una relación no circunscrita en un sistema patriarcal que supone que la tierra al igual que la mujer, desempeña un papel reproductivo y utilitario y, por lo tanto su explotación es justificada.
Los cuidados en tiempos de descuido trata de esos gestos que se generan en la interacción con otros, que son solidarios, que reflejan empatía y respeto y que, además implica que dos personas, quien cuida y quien es cuidado, se adentren profundamente en ese largo camino de cuidar y creerse merecedor de ser cuidado. Sin embargo, al posicionar el cuidado en un entorno, en una sociedad, en un sistema y en una estructura que fomenta lo que la autora llama la ideología individualista, las personas tienden a pensar que efectivamente, están tan emancipados y son tan independientes que no necesitan al otro.
Elena, en ese contexto, reconoce entonces la importancia de la reciprocidad para hacer frente además a una sociedad que es testigo del incremento de la violencia social que es hoy por hoy una realidad latente. Las formas en cómo se van configurando las familias, representando unidades que a su vez se ven afectadas por factores económicos, históricos y culturales, donde los distintos roles de género hacen de lo masculino, lo representante de la fuerza, lo que debe poner sobre sus hombros el peso económico de la familia, lo representante de la razón por encima de la intuición y, sobre todo, aquello que no expresa su mundo emocional en libertad. Al mismo tiempo, lo femenino, encarnado en las pieles de las mujeres, deben tratar de cumplir a cabalidad con su rol dentro de la pareja o dentro de la maternidad, incluso muchas veces teniendo que soportar violencias físicas, emocionales y psicológicas. Es allí, en el seno de esta sociedad patriarcal y capitalista, donde hombres y mujeres deben aceptar las violencias que les corresponde de acuerdo a su género. Además y tal como la autora menciona, haciendo vida en la sociedad del cansancio que nos plantea Byun Chul Han, exigiéndose a sí mismos cada vez más, pero empujados por el propio sistema quien en su vorágine, les hace creer que efectivamente son libres y responsables de dichas exigencias.
Los cuidados en tiempos de descuido apunta que “Los humanos, en nuestra vulnerabilidad y prematurez somos deudores de una interdependencia de cuidados.” Además plantea que “ningún humano logra vivir sin los cuidados imprescindibles en algunos períodos”, infancia, vejez, enfermedad, condiciones de discapacidad o, en algunos momentos traumáticos: migración, guerras, duelo, separaciones o esclavitud. Además, se hacen presentes las reflexiones de Yayo Herrera y Noam Chomsky, para abordar la crisis de los cuidados, donde Chomsky, define a esta crisis humanitaria como un ataque a la solidaridad. Esta crisis, nos advierten, es propia de estructuras occidentales y capitalistas. El libro plantea que las tareas del cuidado, tradicionalmente se han vista relegadas a lo privado, a lo que sucede dentro del hogar, y lo privado tradicionalmente ha sido lo que refiere a la mujer, además, en el marco de este sistema, esta clase de tarea o trabajo, no puede ser valorado en términos tangibles, monetarios, productivos, otro aspecto de la crisis de los cuidados, lo marca el hecho que, al estar invisibilizado y relegado al espacio de lo privado, no genera la posibilidad de desarrollo económico, por ello, las mujeres quienes son la mayoría de quienes se dedican a cuidar a otros, salen al mercado laboral, motivadas por precariedad económica y por el propio ejercicio de sus derechos económicos, sociales y culturales. Lograr cambiar este paradigma es lo que ha inspirado las luchas sociales y políticas de eco feministas Latinoamericanas y otras muchas feministas occidentales.
Elena, también incorpora y se adentra en la dimensión de los cuidados en ciertos momentos o situaciones de la vida de las personas, por ejemplo, ahonda en los cuidados de las personas que migran y menciona con palabras que dada mi propia realidad como mujer migrante, me hacen recorrer a través de sus palabras mi experiencia. Cito: “los migrantes llegan a destino con altos niveles de debilitamiento y fragilidad, ya que los humanos nos sostenemos y tomamos fuerzas en nuestros afectos, en nuestros referentes espaciales y temporales. Y nos debilitamos sin ellas, aunque luego las recuperemos”. Pero además, Elena propone cuidar también a las personas de países que son receptores de migrantes, en tanto que con campañas mediáticas alejadas de la promoción de la interculturalidad, promueven miedo, temores y rechazo a los que vienen con otras culturales, colores, olores; sabores. Los nacionales de países receptores de migrantes, en ese contexto de miedo, necesitan también ser cuidados en tanto deben afrontar cambios en sus propios patrones culturales, y ese proceso debe ser acompañado, para evitar brotes xenófobos y aporófobos; racistas. Elena promueve también el cuidado de los jóvenes y en esta dimensión enfatiza en aquellos que además son pobres, cuyos derechos parecen estar negados, jóvenes pobres que crecen marginados y excluídos, que en su mayoría, son vistos desde la criminalización , y no como sujetos que también son garantes de derechos. Estos jóvenes por un lado, tratan de incorporarse a un sistema donde la juventud parece estar hipervalorizada, pero por otro lado, pareciera que en esa misma estructura no hay cabida para los cambios, para la innovación, permear esa estructura con nuevas formas e ideas de vivir y volver a tejer la interdependencia que ya está quebrada, parece ser una tarea titánica para las nuevas generaciones. Elena, pienso que desde un tono más bien de asombro, también se pregunta por los cuidados de los cyborgs y se pregunta ¿adónde llegaremos? La clonación humana cotidiana pareciera estar a la vuelta de la esquina, Elena se pregunta si, los cuidadores de estos humanos con mixtura entre cables y venas, serán cuidados por ingenieros o técnicos con habilidades para manejar cableados y computadores, pero ¿qué otro tipo de cuidados necesitarán los cyborgs? Otra dimensión hace referencia al cuidado desde el trabajo, y aquí sitúo mi quehacer en la Fundación Gente de la Calle, en este trabajo la conciencia y la participación en el quehacer es fundamental, para trabajar cuidando a otros es importante “cuidar al que cuida”, por ello, refiere a la importancia de la politización de estos espacios laborales, de la organización que gira en torno a la exigencia de políticas públicas que también logren garantizar el reconocimiento que históricamente ha estado negado, a los profesionales del campo social que se desempeñan como cuidadores en esferas de trabajo. Es importante la exigencia de visibilizar estas tareas, que tienen como propósito cuidar a otros y destacar su importancia. También plantea que cuando una persona, por trabajo, cuida a otra, está reviviendo una parte de su historia, generalmente, esa persona cuidada representa a otra persona en el pasado del que cuida, bien sea alguien a quien cuidó o alguien a quien descuido y allí es donde este trabajo se complejiza, ahí es donde reside la importancia de la reflexión, que como dice Elena “es más amorosa, nutritiva y contiene” cuando se hace en grupo. Otra dimensión que también es muy relevante, la propone en la esfera del nacer y parir, los cuidados que son necesarios en estos dos momentos de la vida. Otra vez, inmersos en el sistema-mercado capitalista, Elena lo aborda desde la imposibilidad de poder apropiarnos de nuestros propios cuerpos, especialmente las mujeres, quienes somos las que podemos parir. En el marco del modelo capitalista, estos momentos están absolutamente mercantilizados, desnaturalizados, son abordados como enfermedades, son foco de excesivos tratamientos preventivos y de monitoreos prenatales, durante el parto –cuando no es vía cesárea-, muchas mujeres sufren violencias obstétricas, el ritmo que es estresante, son entornos más bien de vulneración y así, en ese contexto es que los seres humanos iniciamos la vida, lejos de hacerlo de forma natural, como un proceso que es natural, lo hacemos de forma apurada e inquieta. Aquí, nos propone la autora, la relectura debe ser normativa y comunitaria. Finalmente, la dimensión de la muerte, donde los cuerpos parecen ser también propios de los sistemas de salud, parece que pertenecieran más bien a quienes promueven tratamientos químicos, invasivos y alejados de métodos naturales y/o más bien tradicionales: ¿en algún momento de la vida podré ver a mis cercanos morir con dignidad? ¿podré yo hacerlo? ¿lo harán las generaciones venideras?
Los cuidados en tiempos de descuido, es una invitación actual, sensible, certera y directa a reconocer y valorar la importancia de la interdependencia que es propias de las comunidades que crecen fortalecidamente y de manera colectiva, nos invita a reflexionar acerca del importante rol que los gestos de cuidado y las actividades donde se cuida la vida, tienen en el desarrollo de sociedades menos violentas y más cohesionadas, lo tomo como una invitación a seguir reflexionando acerca de los cuidados que quiero para mí como individuo, pero de forma colectiva, los cuidados que yo misma no puedo darme, los cuidados de otros que se expresan de distintas formas, me invita a reflexionar acerca de mi rol más bien profesional, y los cuidados que puedo aportar desde ahí y de manera también colectiva, ¿qué cuidados podemos proyectar para cumplir con nuestros objetivos? Cuidar y respetar también las culturas que son propias de las organizaciones sociales en donde nos involucramos, cuidar y respetar las historias y las biografías de la otredad con la cual nos interrelacionamos, cuidarnos de las amenazas que están latentes en el sistema, cuidarnos de la posverdad y de la manipulación que se expresa a través de los medios de comunicación, cuidar también nuestro entorno natural, nuestro ecosistema. Vivir en dignidad, con otros y otras, cuidándonos, y reflexionando acerca de esos cuidados. Ésta es una lectura indispensable y, una vez más, agradezco a Elena los cuidados que me proporciona, a través de su experiencia, conocimiento y reflexión.


-Presentación:
Andrea Freites Hernández / @inmortalite
-Lugar y fecha:
Universidad Academia Humanismo Cristiano / 30 de septiembre 2019.

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